Aspiradores quirúrgicos y reducción del riesgo de contaminación: estrategias y técnicas


Los aspiradores quirúrgicos son dispositivos esenciales en los quirófanos, diseñados para extraer fluidos corporales, sangre y pequeños residuos de huesos y otros tejidos del campo quirúrgico.


Estos dispositivos funcionan mediante un sistema de succión que, creando un vacío para absorber los líquidos (similar al mecanismo de las aspiradoras), proporciona al cirujano y a su equipo una visión más clara y libre de obstáculos durante las intervenciones.

Entre los componentes principales de un aspirador se encuentran la bomba de succión, uno o más recipientes para recoger los líquidos aspirados y los tubos de conexión correspondientes, todo ello diseñado para ser fácilmente manipulable y esterilizable en entornos quirúrgicos. Además, su uso adecuado contribuye a una gestión más eficiente del tiempo, reduciendo las interrupciones del personal y garantizando una mayor seguridad y eficiencia.

 

Tipos de contaminación durante los procedimientos quirúrgicos

El riesgo de contaminación en entornos estériles siempre es muy peligroso, y el deber del personal sanitario es reducir al mínimo cualquier tipo de infección y contagio mediante procedimientos específicos. La contaminación puede ocurrir de varias maneras, cada una con implicaciones específicas para la seguridad del paciente y los trabajadores, y con fuentes de riesgo precisas. Entre las principales están la contaminación aérea, por contacto y por fluidos corporales.

La contaminación aérea es causada por la presencia de microorganismos suspendidos en el aire que pueden depositarse en el sitio quirúrgico o en los instrumentos utilizados. Estas partículas contaminantes pueden provenir del personal sanitario, de los pacientes, de los instrumentos y equipos, o de los sistemas de ventilación. Incluso pequeñas partículas transportadas por el aire, como polvo o escamas de piel, pueden portar bacterias, virus u hongos que, al entrar en contacto con el entorno estéril, pueden causar infecciones graves.

La contaminación por contacto ocurre cuando el sitio quirúrgico, los instrumentos u otras superficies son tocados por objetos o manos no estériles. Esta es una de las formas más comunes de contaminación y puede resultar de una manipulación inadecuada de los instrumentos quirúrgicos, del uso de dispositivos no esterilizados adecuadamente o del contacto directo con tejidos o superficies "sucias". Incluso un solo error en el protocolo de esterilización puede introducir microorganismos en el campo quirúrgico, aumentando el riesgo de infecciones del sitio quirúrgico (ISQ).

Durante la cirugía, la fuga de fluidos corporales como sangre, pus o secreciones puede actuar como vehículo para microorganismos patógenos. Estos fluidos, si no se manejan correctamente, pueden propagarse en el campo operatorio, contaminando instrumentos y superficies, y aumentando el riesgo de infecciones tanto para el paciente como para el personal sanitario.


Criterios de selección de un aspirador quirúrgico

Al elegir un aspirador quirúrgico, es necesario considerar el uso específico al que estará destinado. El área de utilización, el rendimiento requerido y los niveles de seguridad necesarios varían de un modelo a otro, pero existen categorías comunes a todos los tipos de aspiradores que pueden guiar al comprador en su elección. Veamos algunos puntos clave:

  • Capacidad de succión: debe ser adecuada para el tipo de intervención a realizar y la naturaleza de los fluidos a aspirar. Los aspiradores deben ser capaces de generar suficiente presión para eliminar eficazmente sangre y otros fluidos corporales sin comprometer el campo quirúrgico. Los flujos de 15 L/min o menos se consideran bajos (aspiradores portátiles), los de 30 L/min son flujos medios, mientras que los superiores (40, 50 o 60 L/min) son altos, utilizados principalmente en quirófanos. La potencia del aspirador debe alcanzar los 90 kPa (675 mmHg / 900 mbar).

  • Regulación de la presión: es importante para adaptarse a las diferentes necesidades quirúrgicas y para evitar daños en los tejidos o instrumentos. Puede ser automática o manual, lo que permite al operador una máxima flexibilidad y precisión.

  • Volumen del recipiente: debe ser suficiente para el tipo de procedimiento, generalmente entre 2 y 5 litros. Se requieren recipientes más grandes para intervenciones prolongadas o para la eliminación de grandes cantidades de fluidos.

  • Facilidad de reemplazo y mantenimiento: es importante que el recipiente sea fácil de reemplazar y vaciar para garantizar una operatividad continua sin interrupciones. Los filtros deben ser rápidamente accesibles y reemplazables para garantizar un mantenimiento regular y un funcionamiento óptimo.

  • Portabilidad y facilidad de uso: el aspirador debe estar diseñado para ser maniobrado fácilmente dentro del quirófano, con controles intuitivos y fácilmente accesibles. La presencia de ruedas y asas para el transporte puede facilitar su colocación.

  • Nivel de ruido (dB): un bajo nivel de ruido contribuye a un entorno quirúrgico más tranquilo, reduciendo la molestia para el personal y el paciente. Cuando esté en funcionamiento, no debe superar los 65 dB.


Cómo elegir según la especialidad

  • Cirugía general: es mejor adquirir un aspirador quirúrgico de alta potencia con regulación de presión. Esto permite gestionar eficazmente una amplia gama de fluidos corporales y garantiza una mayor eficiencia.

  • Cirugía ortopédica: en esta especialidad, donde se requiere el control de grandes volúmenes de sangre, se debe optar por un aspirador con recipientes de gran capacidad o incluso recipientes desechables en caso de sangre infectada, y un sistema de filtración avanzado para garantizar la máxima seguridad.

  • Cirugía cardíaca: es esencial disponer de un aspirador de precisión extrema y un control fino de la presión para evitar daños en los tejidos delicados. En algunos dispositivos, también existen sistemas de alarma integrados para un monitoreo continuo.

  • Neurocirugía: se recomienda un aspirador de pequeño tamaño con un diseño ergonómico, capaz de aspirar suavemente sin riesgo de lesiones en los nervios o el tejido cerebral.

  • Ginecología: un aspirador compacto con funciones de succión suave y pulsada será ideal para manejar tanto fluidos como pequeños fragmentos de tejido durante los procedimientos.

  • Medicina estética: donde la precisión y la suavidad son cruciales, opta por un aspirador quirúrgico compacto con una regulación fina de la presión. Ideal para procedimientos como la liposucción o el contorno corporal, donde es necesario eliminar tejidos grasos o fluidos con un control preciso para minimizar el trauma a los tejidos y garantizar resultados estéticos óptimos. Asegúrate de que el aspirador sea silencioso y de fácil maniobrabilidad para un uso cómodo durante los procedimientos más delicados.


Cómo desechar el material recogido

Para garantizar una correcta eliminación de los residuos recogidos, es fundamental prestar mucha atención y proteger tanto la salud pública como el medio ambiente. Algunos materiales aspirados, como sangre, secreciones y fluidos infectados, son considerados residuos sanitarios peligrosos y, como tales, deben ser gestionados y eliminados conforme a estrictas normativas.

En España, la normativa para la gestión de los residuos sanitarios está regulada por el Real Decreto 833/1988, que desarrolla la Ley 20/1986, sobre el Régimen Jurídico de los Residuos Tóxicos y Peligrosos. Además, el Real Decreto 1591/2009 establece los requisitos específicos para la eliminación segura de los productos sanitarios. A nivel autonómico, cada comunidad autónoma puede tener su propia normativa específica que refuerza estas medidas nacionales.

En cuanto a los residuos de riesgo infeccioso, deben ser debidamente identificados, segregados y almacenados en contenedores herméticos con la debida señalización para evitar fugas. Una vez inactivados y correctamente etiquetados, serán transportados a plantas autorizadas de incineración o tratamientos especiales, siguiendo los procedimientos establecidos para minimizar el impacto ambiental y garantizar la seguridad.

Durante todo el proceso de manejo y eliminación, el personal sanitario deberá usar equipos de protección individual (EPI), como guantes, mascarillas y ropa protectora, para reducir al mínimo el riesgo de exposición a agentes patógenos.