Posición de Trendelenburg y acceso venoso: mejorar la calidad de la extracción

La extracción venosa es uno de los procedimientos más comunes en el ámbito clínico, esencial para obtener muestras de sangre para análisis diagnósticos o terapéuticos. Sin embargo, no siempre resulta una tarea sencilla, especialmente en pacientes con venas difíciles de encontrar.

Conseguir una extracción de sangre de calidad es fundamental para obtener análisis precisos, pero la eficiencia del procedimiento también es clave para reducir el malestar del paciente, posibles dolores y minimizar complicaciones o errores. Por estas razones, el uso de sillones con posición de Trendelenburg puede marcar una gran diferencia, mejorando el acceso venoso y facilitando el trabajo de los profesionales de la salud.


¿Qué es la posición de Trendelenburg y por qué es importante?

Esta técnica, ampliamente utilizada en el ámbito médico, consiste en colocar al paciente en posición supina sobre una superficie inclinada (generalmente unos 15/30°), con la cabeza más baja que las rodillas y la pelvis. Esta inclinación aprovecha la fuerza de la gravedad, permitiendo que la sangre fluya más rápidamente y en mayor cantidad hacia los riñones, el corazón y el cerebro, mejorando así el flujo sanguíneo y aumentando la perfusión de los tejidos.

Esta posición lleva el nombre del cirujano alemán Friedrich Trendelenburg (1844-1924), quien la introdujo a finales del siglo XIX durante su trabajo como cirujano y anatomista.

En el contexto de la extracción venosa, la posición de Trendelenburg adquiere una importancia especial. Gracias a la inclinación, se incrementa la presión venosa, lo que facilita la dilatación de las venas, haciéndolas más visibles y fáciles de localizar.

Esto garantiza un acceso más rápido y seguro a las venas, un factor crucial especialmente en pacientes con venas difíciles de encontrar. Algunos pacientes, como los ancianos, personas deshidratadas o aquellos que sufren enfermedades crónicas (diabetes o tratamientos con anticoagulantes), suelen presentar venas menos evidentes y requieren más de un intento para ser correctamente localizadas. La posición de Trendelenburg ayuda a minimizar estos problemas, reduciendo el número de intentos necesarios y, por lo tanto, disminuyendo el riesgo de errores o complicaciones, como hematomas o lesiones vasculares.

Dado los numerosos beneficios de esta postura, se aplica en diversos contextos médicos:

  • Se recomienda para todos los pacientes con trastornos de la dinámica circulatoria, compromiso de funciones vitales, alteraciones metabólicas, neurovegetativas y sensoriales, entre otros.

  • Es útil durante ciertos exámenes radiológicos para evaluar correctamente la posible presencia de reflujo gastroesofágico o en diagnósticos de hernia de hiato.

  • La posición inclinada también es especialmente útil para prevenir episodios de síncope vasovagal, una condición en la que el paciente se desmaya debido a una caída repentina de la presión arterial, a menudo desencadenada por la visión de la sangre o la incomodidad de la punción. En estos casos, la inclinación del sillón permite mantener el flujo sanguíneo hacia el cerebro, reduciendo el riesgo de desmayos y otras reacciones no deseadas.

  • Además, se utiliza en emergencias quirúrgicas para aumentar el retorno venoso y sostener temporalmente la presión arterial en pacientes en estado de shock.

  • En el ámbito quirúrgico, se utiliza durante algunas operaciones abdominales o ginecológicas, permitiendo que los órganos abdominales se desplacen hacia la parte superior del torso, liberando la zona que se va a operar. Por ejemplo, en el caso de hernias abdominales o durante partos delicados, como los prematuros o cuando el feto está en posición podálica.

  • Finalmente, se emplea durante la inserción de catéteres venosos centrales u otros procedimientos invasivos que requieren un acceso rápido y seguro a los vasos sanguíneos.

La posición inversa a la de Trendelenburg, donde la cabeza del paciente está elevada en relación con las piernas, se denomina posición anti-Trendelenburg. Esta postura es particularmente útil al final de una cirugía, cuando es necesario drenar los líquidos que se han acumulado en la parte superior del abdomen.


Los sillones Trendelenburg: una herramienta fundamental en cualquier clínica moderna

Los sillones Trendelenburg están diseñados específicamente para facilitar esta posición. Equipados con un mecanismo (mecánico, eléctrico o hidráulico) que permite inclinar al paciente de manera segura y controlada, estos sillones permiten al personal médico ajustar fácilmente la postura según las necesidades de la extracción, sin necesidad de realizar esfuerzos físicos significativos. Además, el ajuste es rápido, garantizando que el paciente siempre esté en la posición óptima para la extracción, reduciendo el tiempo necesario para ciertos procedimientos.


De hecho, gracias a su versatilidad, estos sillones pueden utilizarse en una amplia gama de procedimientos clínicos, incluidas transfusiones de sangre, administración de medicamentos por vía intravenosa e intervenciones de primeros auxilios. En una clínica moderna, estos sillones representan una inversión significativa para mejorar la eficiencia del personal sanitario y el bienestar de los pacientes.

La integración de herramientas ergonómicas como los sillones Trendelenburg en el flujo de trabajo diario contribuye a reducir el riesgo de errores, mejorar la precisión y aumentar la satisfacción de los pacientes. Además, los sillones facilitan el trabajo de los profesionales de la salud, permitiéndoles realizar los procedimientos de manera más cómoda y segura. Gracias a los controles electrónicos intuitivos y al ajuste personalizable, estos sillones se adaptan perfectamente a diversas necesidades clínicas, optimizando la gestión del paciente.

En un entorno donde el tiempo y la eficiencia son fundamentales, el uso de los sillones Trendelenburg no solo acelera los procedimientos, sino que también mejora la ergonomía del personal médico, reduciendo la fatiga física. El aspecto higiénico es otro factor relevante: los materiales fáciles de limpiar y la resistencia a sustancias químicas o líquidos hacen que estos sillones sean ideales para mantener altos estándares de limpieza y seguridad.