Sanificación de salas de operaciones: todo lo que necesitas saber
La sanificación de las salas de operaciones es un proceso crucial que garantiza la seguridad de los pacientes y del personal sanitario, previniendo la propagación de infecciones. Una correcta sanificación requiere rigor y precisión, siguiendo una lista de verificación bien definida. En este artículo, abordaremos los pasos fundamentales de este proceso, indispensable para mantener los altos estándares de higiene requeridos en el ámbito quirúrgico.
¿Qué se entiende por sanificación de un ambiente?
Antes de comenzar la desinfección ambiental en hospitales y centros de salud, es fundamental que el ambiente esté "limpio", es decir, libre de residuos, polvo y suciedad de cualquier tipo. Ningún desinfectante es realmente efectivo si se utiliza sobre materiales que no han sido previamente limpiados. La limpieza y la desinfección pueden llevarse a cabo por separado o en un único proceso utilizando productos con acción dual.
Una vez que la limpieza ha terminado, es importante identificar el estándar de desinfección necesario para cada ambiente, que varía en función del uso que se le dará. Por ejemplo, las salas de operaciones requieren una condición de esterilidad absoluta, mientras que en las habitaciones de pacientes es suficiente con una sanificación completa para mantener la carga microbiana limitada.
Las operaciones de limpieza se dividen generalmente en limpiezas ordinarias, periódicas y extraordinarias. Las limpiezas ordinarias comprenden actividades continuas y rutinarias, las periódicas incluyen intervenciones más profundas con frecuencias establecidas, mientras que las extraordinarias se refieren a intervenciones imprevisibles requeridas por necesidades ocasionales. Cuando sea posible, estas intervenciones deben realizarse en horarios en los que la actividad clínica sea reducida para minimizar la interferencia con los procedimientos médicos y asegurar que los ambientes estén listos para su uso inmediato.
Preparación del personal
Todo el personal en la empresa debe estar debidamente capacitado y actualizado para cumplir con los requisitos de seguridad y calidad. La formación continua se establece en un plan presentado anualmente a la Dirección del hospital, que verifica su adecuación en relación con los objetivos. Este plan debe cubrir la limpieza y desinfección ambiental, el uso de equipos, la higiene personal, la prevención de infecciones, el uso de EPI y la eliminación de residuos sanitarios.
El uso correcto de los EPI es esencial para la seguridad del personal durante la sanificación. Los equipos de protección personal necesarios pueden incluir guantes, mascarillas, batas, cubrezapatos, cofias y viseras protectoras. Cada elemento protege contra contaminaciones específicas, manteniendo el ambiente estéril. El personal debe recibir formación periódica sobre el uso de los EPI, incluyendo el vestirse y desvestirse de manera segura para evitar la autocontaminación.
Otro punto igualmente importante es la conciencia sobre el notable impacto ambiental causado por los residuos sanitarios. Por esta razón, es fundamental capacitar al personal sobre los diferentes métodos de eliminación ecológicos y tratar de reducir al mínimo los desperdicios de material.
Eliminación de residuos y materiales contaminados en la sala de operaciones
Además de las distintas operaciones de limpieza, es obligatorio eliminar todos los residuos y materiales contaminados presentes en el entorno quirúrgico. Este paso incluye la recolección y la correcta eliminación de ropa usada, instrumentos y material quirúrgico desechable, y cualquier otro material utilizado durante el procedimiento.
Los residuos generados en una sala de operaciones pueden clasificarse en diferentes categorías, cada una con modos específicos de gestión y eliminación:
- Residuos sanitarios peligrosos: incluyen agujas, bisturíes y otros instrumentos cortantes o punzantes. Deben eliminarse en contenedores rígidos y seguros para evitar cualquier tipo de lesión.
- Residuos biológicos: como tejidos humanos, sangre y fluidos corporales. Necesitan contenedores a prueba de fugas para prevenir contaminaciones.
- Residuos contaminados no peligrosos: como vendas, guantes y mascarillas, que deben recogerse en bolsas especiales para residuos sanitarios generales.
El proceso de eliminación debe seguir rigurosamente las normativas sanitarias vigentes, que establecen guías precisas y detalladas. Cada tipo de residuo debe ser separado, etiquetado y eliminado según los protocolos establecidos. Los contenedores deben transportarse con cuidado hasta el área de almacenamiento temporal, siguiendo rutas predefinidas para reducir el riesgo de contaminación en otras áreas del hospital.
Limpieza de superficies
Cada superficie, incluidos suelos, paredes, mesas y equipos médicos, debe ser limpiada meticulosamente utilizando detergentes específicos para cada tipo de material. Los detergentes deben ser efectivos en la eliminación de suciedad, sangre y otros materiales orgánicos sin dañar las superficies y sin dejar residuos nocivos para el personal y los pacientes.
Para asegurar una limpieza adecuada, se pueden utilizar paños desechables que deben eliminarse después de cada uso. Alternativamente, se pueden usar paños reutilizables bien desinfectados antes de cada uso para evitar la propagación de contaminantes. Estos paños deben estar hechos de materiales específicos como tejidos no tejidos (TNT), fibras sintéticas o naturales, que no suelten partículas (linting) y garanticen una limpieza efectiva.
El proceso debe comenzar con las superficies más altas y proceder hacia abajo, para evitar que la suciedad caiga sobre partes ya limpias. Esto incluye paredes, lámparas quirúrgicas, monitores, camas y mesas de operaciones, carros portaequipajes y otros equipos médicos. Cada superficie debe limpiarse con paños humedecidos con detergente, asegurando que se cubra cada rincón y grieta.
Los suelos deben ser sanificados con técnicas de lavado en húmedo. Esto incluye el uso de mopas (mopa de microfibra) y equipos específicos. Es importante seguir un recorrido sistemático para cubrir toda el área sin dejar ninguna zona sin limpiar.
Sanificación sin operador
En los últimos años, en la sanificación de las salas de operaciones, el uso de tecnologías avanzadas que no requieren la presencia de un operador se ha vuelto cada vez más común. Estos sistemas automatizados ofrecen un alto nivel de desinfección, evitando posibles errores humanos. Entre los principales sistemas de sanificación sin operador se encuentran:
- Ozono: potente agente oxidante capaz de eliminar una amplia gama de microorganismos, incluidos bacterias, virus y hongos. El proceso implica la generación de ozono dentro de la sala de operaciones, que penetra en todas las superficies y materiales presentes. Después del ciclo de sanificación, el ozono se reconvierte rápidamente en oxígeno, dejando el ambiente seguro y libre de residuos químicos. El uso del ozono es especialmente eficaz debido a su capacidad para alcanzar áreas difíciles de limpiar manualmente.
- Nebulización de peróxido de hidrógeno (H2O2): consiste en dispersar una solución de peróxido en forma de aerosol fino, garantizando una cobertura completa de las superficies. El peróxido de hidrógeno es un desinfectante eficaz en tiempos cortos y, al finalizar el proceso, se descompone en agua y oxígeno, haciéndolo seguro para el ambiente.
- Lámparas ultravioleta (UV): utilizan radiación UV-C para destruir el ADN y el ARN de los microorganismos, impidiendo que se reproduzcan y causen infecciones. Las unidades de sanificación UV pueden colocarse en puntos estratégicos dentro de la sala de operaciones y activarse durante un tiempo determinado, emitiendo radiaciones que desinfectan todas las superficies expuestas sin el uso de sustancias químicas.
Desinfección y esterilización
Mientras que la limpieza elimina la suciedad y los residuos visibles, esta fase se encarga de eliminar los microorganismos patógenos que pueden causar infecciones. Este proceso es esencial para garantizar un ambiente estéril y seguro. Las operaciones de desinfección varían en función de las actividades de las salas de operaciones, con intervenciones más frecuentes durante emergencias o actividades nocturnas. Las intervenciones diarias se dividen en tres momentos: al inicio del día, entre cada intervención y al final del día.
La elección del desinfectante debe ser cuidadosa considerando tanto el tipo de superficie como los patógenos que se desean eliminar. Entre los desinfectantes más comunes se encuentran:
- Soluciones a base de alcohol: eficaces contra una amplia gama de bacterias y virus. Ideales para superficies no porosas y equipos médicos.
- Hipoclorito de sodio: potente contra virus, bacterias y hongos, a menudo utilizado para suelos y superficies duras. Sin embargo, puede ser corrosivo y requiere atención en su uso.
- Compuestos de amonio cuaternario: útiles contra bacterias, virus y hongos. A menudo se utilizan en superficies no críticas como suelos y paredes.
Para permitir que el desinfectante obtenga un resultado óptimo, es necesario dejarlo actuar durante el tiempo especificado por el fabricante. Esto permite eliminar eficazmente los microorganismos más agresivos. Para mayor seguridad, se debe también monitorear la eficacia de los productos mediante inspecciones regulares y pruebas microbiológicas de las superficies, estos controles ayudan a garantizar que los procedimientos se sigan correctamente.
Limpieza y esterilización de instrumental quirúrgico
Antes de proceder con la esterilización, es fundamental realizar una limpieza minuciosa del instrumental quirúrgico. Después de su uso, los instrumentos deben ser sumergidos inmediatamente en una solución detergente o enzimática para evitar que los residuos orgánicos se sequen, lo que puede dificultar su eliminación posterior.
Luego, los instrumentos deben ser cepillados y lavados a mano utilizando detergentes específicos para dispositivos médicos, o utilizando una lavadora de instrumentos(máquina similar a un lavavajillas). Esta fase garantiza la eliminación física de los residuos visibles y ocultos en las partes móviles o en las superficies irregulares de los instrumentos. Sin embargo, para obtener resultados óptimos, es fundamental que los instrumentos estén cargados correctamente, sin superposiciones que creen zonas de difícil acceso. Durante el ciclo de lavado, la acción mecánica de limpieza se combina con un proceso de desinfección térmica o química. La desinfección térmica, medible a través del concepto de A0, es generalmente preferible porque ofrece un nivel de seguridad verificable. La desinfección química, aunque efectiva, puede ser más agresiva con los materiales de los instrumentos. Para una limpieza más profunda, los instrumentos pueden ser sumergidos en un líquido ultrasónico, donde las ondas sonoras de alta frecuencia generan microburbujas que eliminan contaminantes de las superficies de los instrumentos.
A continuación, es esencial enjuagar los instrumentos con agua estéril o desionizada para eliminar los residuos de detergentes que podrían interferir con el proceso de esterilización y secarlos completamente para evitar trazas de humedad. Finalmente, se debe inspeccionar cuidadosamente el instrumental para asegurarse de que no esté aún sucio o dañado.
En cuanto a la esterilización, se utilizan autoclaves de tipo B, equipos que emplean vapor a alta presión. El instrumental se coloca en un contenedor sellado dentro del autoclave, donde el vapor penetra y esteriliza cada superficie, incluso en presencia de objetos huecos. Este es el método más seguro porque garantiza una esterilización completa y uniforme, eliminando todos los microorganismos, incluidas las esporas bacterianas. Además, la eficacia del proceso se verifica constantemente mediante pruebas de control y registros, que aseguran que cada ciclo de esterilización cumpla con los estándares requeridos y se registre en archivos determinados. Después de la esterilización, los instrumentos deben conservarse en un ambiente estéril hasta su uso. Esto a menudo implica el uso de empaques estériles o contenedores sellados.
Control y mantenimiento de los sistemas de ventilación
Los sistemas de ventilación en las instalaciones hospitalarias deben ser revisados regularmente para asegurar que filtren eficazmente el aire, reduciendo la presencia de partículas en suspensión y microorganismos. El mantenimiento incluye la limpieza y el reemplazo de los filtros HEPA (High-Efficiency Particulate Air) y el control de los flujos de aire para evitar contaminaciones entre las distintas áreas de la sala de operaciones. El monitoreo continuo de los parámetros ambientales, como la presión diferencial y la tasa de recambio de aire, es esencial para garantizar un funcionamiento óptimo del sistema de ventilación y para mantener la calidad del aire en los niveles requeridos.
Verificaciones y documentación
Una vez concluida la sanificación, se deben realizar verificaciones para asegurar que todos los pasos se hayan llevado a cabo correctamente. Esto puede incluir pruebas de superficie para controlar la presencia de microorganismos residuales, utilizando hisopos microbiológicos o tiras reactivas que detectan la contaminación.
Además de la verificación, todas las operaciones de limpieza y sanificación deben documentarse cuidadosamente. Esta documentación debe incluir los tiempos, los métodos utilizados, los productos empleados y el personal involucrado. La elaboración de registros detallados permite rastrear las actividades realizadas, facilitando auditorías internas o externas y asegurando el cumplimiento de las normativas sanitarias. Además, la documentación sirve como base para el análisis y la mejora continua de los procesos de sanificación.