Ayudas para personas con discapacidad y asistencia domiciliaria: mejorar la calidad de vida con las soluciones adecuadas

En la gestión de la asistencia domiciliaria, incluso las acciones cotidianas más simples pueden representar un desafío complejo. Por suerte, gracias a la evolución de los dispositivos médicos y de las ayudas técnicas, hoy es posible acompañar a las personas con discapacidad o con dificultades motoras en su vida diaria, devolviéndoles autonomía, seguridad y dignidad.

¿Qué son las ayudas para personas con discapacidad y para la asistencia domiciliaria?

Las ayudas son instrumentos diseñados para asistir a las personas con dificultades motoras, sensoriales o cognitivas, y a sus cuidadores en las actividades cotidianas. Pueden ser necesarias por un periodo de tiempo determinado, por ejemplo, tras una intervención quirúrgica o un trauma, o bien representar un apoyo permanente en caso de discapacidad o enfermedades crónicas.

Recurrir a la asistencia domiciliaria se ha convertido en una necesidad cada vez más frecuente, ofreciendo una alternativa a la hospitalización, a menudo muy costosa y, sobre todo, caracterizada por un ambiente frío e impersonal. En nuestro país, en los últimos cinco años, el número de personas mayores de 65 años atendidas en la ADI (Asistencia Domiciliaria Integrada) ha aumentado en unas 530.000 unidades, superando el 8 % de la población mayor de 65 años y alcanzando en 2023 la cifra de 1,17 millones de asistidos.

 

Los principales tipos de ayudas

Existen algunas macrocategorías en las que podemos clasificar los principales tipos de dispositivos:

  • Ayudas para la movilidad.
    Sillas de ruedas, andadores, bastones y muletas: para ayudar en la deambulación y en la gestión de desplazamientos cortos.
    Grúas y salvaescaleras: para facilitar los movimientos de pacientes con movilidad gravemente reducida.
    Camas ortopédicas y regulables: para favorecer las maniobras de los cuidadores y reducir el riesgo de desarrollar úlceras por presión.
  • Ayudas para el baño y la higiene personal.
    Asientos para ducha, taburetes y elevadores o reductores para inodoro: para hacer más cómodo y seguro el uso de los servicios higiénicos.
    Barras de apoyo y asideros: para prevenir caídas en ambientes especialmente resbaladizos.
  • Ayudas para la vida cotidiana.
    Cubiertos y vajilla ergonómicos, abrebotellas antideslizantes, ayudas para vestirse: para realizar pequeños gestos con mayor facilidad y menor esfuerzo.
    Mandos a distancia simplificados y timbres de emergencia: para ayudar a personas con capacidades cognitivas reducidas.
  • Ayudas de comunicación y aprendizaje.
    Ordenadores, tabletas y teléfonos móviles: para facilitar la comunicación con el cuidador o con los familiares.
    Herramientas de asistencia visual: para visualizar mejor materiales didácticos.
  • Ayudas tecnológicas.
    Dispositivos inteligentes y domóticos: para hacer la casa más accesible y facilitar el monitoreo a distancia.
    Sistemas de alarma personal: para pedir ayuda fácilmente en caso de peligro.

 

La importancia de tener las ayudas adecuadas

No todas las ayudas son adaptables a cada paciente. Es necesario tener en cuenta las necesidades específicas: por ejemplo, la edad, el tipo de discapacidad o dificultad, la organización del entorno doméstico y el grado de autonomía residual son factores cruciales que deben evaluarse antes de la compra.

Otro aspecto importante es la presencia de certificaciones oficiales. Para algunas ayudas es necesario disponer de documentos específicos conformes a la normativa nacional que garantice la calidad, la seguridad y la fiabilidad del dispositivo.

Las barreras arquitectónicas presentes en el hogar pueden convertirse en un problema para el uso de algunas ayudas. No todas las viviendas, por ejemplo, son adecuadas para la instalación de salvaescaleras o grúas, y en muchos casos es necesario realizar obras de adaptación para hacer los espacios más accesibles.

La asesoría profesional representa sin duda el primer paso para identificar la ayuda más adecuada a las necesidades reales del asistido. Siempre es recomendable confiar en profesionales cualificados como fisioterapeutas, médicos o proveedores especializados en dispositivos certificados, capaces de orientar la elección con competencia y seguridad.

 

Gastar bien, elegir mejor

La compra de ayudas domiciliarias es, sin duda, una inversión económica significativa, que no siempre nace de una elección, sino más bien de una necesidad concreta y urgente.

Algunos productos más simples tienen precios económicos, como los bastones para caminar o los elevadores para inodoro (de 20 a 50 € de media). Pero, claramente, existen dispositivos más complejos y costosos, como las camas ortopédicas o las sillas de ruedas autopropulsadas, que pueden superar incluso los 1.000 €.

Preparar todo lo esencial para asistir a un ser querido puede parecer un compromiso gravoso, pero conviene recordar que muchas de estas ayudas se incluyen entre los dispositivos médicos deducibles. Para garantizar una mayor tranquilidad es fundamental confiar en proveedores cualificados, que puedan ofrecer no solo productos certificados, sino también asistencia posventa y modalidades de pago personalizadas.