Gestión de la incontinencia y tratamientos relacionados

La incontinencia urinaria y fecal representa una de las condiciones más comunes en el ámbito geriátrico y asistencial. Para gestionar eficazmente este problema, es necesario adoptar un enfoque multidisciplinario, recurriendo a la ayuda de especialistas del sector.

Un trastorno común pero aún subestimado

Aunque la incidencia de la incontinencia urinaria y fecal es muy alta, los datos no siempre son precisos, ya que el trastorno suele estar infradiagnosticado debido al estigma social y a la consecuente falta de comunicación entre el paciente y el personal sanitario.

La incontinencia afecta principalmente a la población de edad avanzada, pero también puede presentarse en personas más jóvenes debido a otros factores (por ejemplo, en mujeres después del parto).

En nuestro país, el Servicio Nacional de Salud cubre aproximadamente la mitad de los costes directos relacionados con la incontinencia urinaria, ayudando en la provisión de ayudas absorbentes, medicamentos y dispositivos quirúrgicos.

Enfoques terapéuticos y de rehabilitación

Existen varios tipos de incontinencia urinaria —de esfuerzo, de urgencia, mixta, funcional— y cada uno se presenta con distintos grados de severidad. Estas clasificaciones ayudan al personal sanitario y a las familias a comprender mejor cómo manejar el trastorno.

Las estrategias más comunes incluyen:

  • Rehabilitación del suelo pélvico
    Realización de ejercicios específicos (como el método Kegel, la electroestimulación o el biofeedback) para mejorar el tono muscular y el control del esfínter.

 

  • Terapia farmacológica
    Siempre bajo estricta prescripción médica, se emplean fármacos antimuscarínicos y agonistas beta-3. 

 

  • Cirugías o enfoques mínimamente invasivos
    Entre las posibles soluciones se encuentran las cintas uretrales (slings), los agentes de relleno (bulking agents) o el uso de esfínteres artificiales.

 

  • Rehabilitación funcional fisioterapéutica
    Indicada para pacientes con déficits neurológicos o en periodos postoperatorios.

 

Ayudas y dispositivos para la gestión diaria

Cuando el tratamiento clínico no es suficiente para controlar plenamente la incontinencia, resulta fundamental recurrir al uso de ayudas médicas certificadas, ideales para la gestión domiciliaria del paciente.

Pañales y pantalones absorbentes: existen modelos diferenciados por talla, nivel de autonomía del paciente (encamado o no), capacidad de absorción y uso diurno/nocturno.

Empapadores desechables o reutilizables: esenciales para proteger superficies como camas, sillas de ruedas o medios de transporte, reduciendo el riesgo de contaminación.

Catéteres vesicales y bolsas colectoras: dispositivos clínicos que, en algunos casos, constituyen la única solución posible. Requieren especial atención a las medidas de asepsia para prevenir infecciones urinarias.

Productos para la limpieza y protección cutánea: existen numerosos limpiadores con pH fisiológico, espumas sin enjuague y cremas barrera a base de óxido de zinc o dimeticona, fundamentales para proteger la piel y prevenir la dermatitis asociada a la incontinencia (IAD).

Tecnologías innovadoras: en los últimos años se han desarrollado sistemas de monitorización con sensores de humedad capaces de detectar rápidamente episodios de pérdida y notificarlo de inmediato a cuidadores y personal de enfermería.

El papel central de los cuidadores y operadores sanitarios

Uno de los aspectos fundamentales en la gestión de la incontinencia es la atención a la esfera psicológica y social del paciente.

Figuras cada vez más especializadas, como los cuidadores y otros profesionales sanitarios, desempeñan un papel crucial en:

  • fomentar la adherencia al tratamiento,
  • seleccionar los dispositivos más adecuados,
  • y garantizar la dignidad y autonomía de la persona asistida.

La gestión domiciliaria puede resultar costosa, especialmente si se opta por ayudas de alta calidad, pero se trata de garantizar un tratamiento correcto y mejorar significativamente la calidad de vida tanto del paciente como de su entorno familiar.