Intubación orotraqueal: técnicas, instrumentos y gestión

La intubación orotraqueal (IOT) es una de las maniobras más críticas y cruciales en situaciones de emergencia y en anestesia, utilizada para garantizar el mantenimiento de la vía aérea abierta y la ventilación del paciente.

¿Qué es la intubación orotraqueal?

La intubación orotraqueal consiste en la inserción de un tubo endotraqueal (muy delgado y generalmente de plástico) desde la boca del paciente hasta la tráquea. El objetivo de este procedimiento es mantener una vía aérea abierta para la oxigenación y la ventilación mecánica, además de proteger el aparato respiratorio de posibles contaminaciones provenientes del aparato digestivo. El tubo atraviesa la glotis y las cuerdas vocales, y se fija mediante un balón para evitar fugas de aire y el riesgo de aspiración.

Una vez que ya no se requiere la ventilación, el tubo endotraqueal puede ser retirado mediante el proceso de extubación.

La intubación más común es la orotraqueal, es decir, a través de la boca, aunque también existe la intubación nasotraqueal, introduciendo el tubo a través de las cavidades nasales.

Las primeras técnicas similares a la intubación fueron experimentadas en animales ya en el siglo XVI. Aunque fueron apoyadas por el anatomista Vesalio, inicialmente no contaron con gran aceptación entre los científicos de la época. Fue solo durante el siglo XIX cuando el procedimiento empezó a despertar mayor interés. Los doctores Joseph T. Clover, Friederich Trendelenburg y el cirujano inglés McEwen fueron los primeros en realizar intubaciones traqueales documentadas en el ámbito anestésico, a mediados del 1800. Durante la pandemia de difteria a finales del siglo XIX, la intubación empezó a utilizarse para prevenir la obstrucción laríngea.

Durante los años de la Primera Guerra Mundial, se introdujeron numerosas mejoras gracias al trabajo de Sir Ivan Magill, quien en 1917 desarrolló el tubo endotraqueal curvo, haciendo la intubación más segura y reproducible, y de Macintosh, de quien toma el nombre la hoja más utilizada hoy en día en los laringoscopios.


¿Cuándo es necesaria?

La intubación traqueal es un procedimiento que puede salvar vidas y se realiza en diversas situaciones clínicas críticas, entre ellas:

  • Paro respiratorio o cardíaco;
  • Disminución del nivel de conciencia (Glasgow Coma Scale < 8);
  • Intervenciones quirúrgicas con anestesia general;
  • Obstrucción de las vías respiratorias;
  • Traumatismo craneal o maxilofacial;
  • Insuficiencia respiratoria grave o inminente.

Esta maniobra puede realizarse en dos contextos principales:

  • En el ámbito hospitalario, como en quirófanos o unidades de cuidados intensivos, donde la intubación orotraqueal (IOT) se practica en más del 90% de los pacientes sometidos a anestesia general;
  • En situaciones de emergencia, como en urgencias o fuera del hospital, a cargo de anestesistas, médicos intensivistas, personal de emergencias o profesionales sanitarios especialmente formados.

Técnicas de intubación

La modalidad de intubación más utilizada es la que emplea un laringoscopio convencional, ya sea de hoja curva (Macintosh) o recta (Miller), con visualización directa de las cuerdas vocales. Sin embargo, en los últimos años se han desarrollado técnicas más modernas y precisas:

  • Videolaringoscopia: permite una visión indirecta mejorada de las vías respiratorias, útil en casos difíciles o con anatomía compleja. El instrumento utilizado es un videolaringoscopio digital. El uso de la videolaringoscopia ha demostrado aumentar la tasa de éxito en el primer intento hasta un 94%, frente al 84% con el laringoscopio tradicional.
  • Intubación con fibroscopio (FOB): técnica de referencia en pacientes despiertos o en caso de intubación difícil prevista.
  • Dispositivos supraglóticos para intubación facilitada, como la mascarilla laríngea Fastrach.

Instrumental esencial

Además del tubo endotraqueal, el equipo mínimo para una IOT incluye:

  • Laringoscopio (estándar o de vídeo);
  • Balón de resucitación;
  • Lubricante y jeringa para inflar el balón;
  • Capnómetro para confirmar la posición;
  • Dispositivo de aspiración;
  • Monitor.

En contextos aún más avanzados, también se recurre al uso de estiletes rígidos, bougies, fibroscopios flexibles y dispositivos para intubación difícil.

Riesgos y complicaciones

La intubación orotraqueal, aunque estandarizada, no está exenta de riesgos. De hecho, alrededor del 10-15% de las intubaciones realizadas en urgencias presentan dificultades técnicas o anatómicas.

Entre las principales complicaciones se encuentran:

  • Daño dental y laríngeo;
  • Intubación esofágica accidental;
  • Hipoxemia y bradicardia;
  • Traumatismos traqueales o bronquiales;
  • Edema laríngeo post-extubación;
  • Infecciones respiratorias nosocomiales.

Las complicaciones se presentan en el 5-12% de los casos, más frecuentemente en entornos no controlados o durante emergencias. Una cuidadosa evaluación previa a la intubación (índice de Mallampati, evaluación LEMON, etc.), el uso de listas de verificación y la presencia de personal capacitado reducen significativamente el riesgo de eventos adversos.

La adopción de cursos ACLS, ATLS y de simulación avanzada permite consolidar la técnica y afrontar variables clínicas impredecibles. Incluso en quirófano, los entrenamientos regulares con maniquíes de alta fidelidad ayudan a mejorar los tiempos de ejecución, la gestión de vías aéreas difíciles y el trabajo en equipo.